En ese estado no quería ver la luz, ni artificial, ni natural por lo que me gustaba la oscuridad porque me podía acurrucar en ella y en donde nadie me podía ver, en esos instantes de oscuridad era yo misma y en donde mis sentimientos afloraban después de ocultarlos a lo largo del día. Pienso que cuando estas así solamente quieres vivir en tu oscuridad en tu ausencia, yo llegue a relacionar oscuridad con ausencia de todo y todos y reencuentro conmigo misma y mis sentimientos. Esa oscuridad se centraba en mi habitáculo más común que era mi pequeña habitación en la que me pasaba las horas muertas, aunque se extendía también por la guardilla con grandes ventanales que dan a la calle por los cuales miraba horas y horas a la nada para ver lo que pasaba a mi alrededor sin casi pestañear. Lugares en donde me pasaba todos los días, se convertían en mi refugio, en donde estando allí podría hacer lo que quisiera, no tenia porque pensar, porque moverme, en conclusión espacios donde era yo, donde solamente habitaba yo.
Estando ahí podría estar observando como se creaban las sombras de los objetos que me rodeaban, objetos simples y que al ver su conjunto, objeto mas sombra, hacían composiciones interesantes, las cuales a veces eran abstractas. Por así decirlo daba rienda suelta a mi imaginación, y podía crear escenas en mi mente que solamente se podían ocurrir estando en esa oscuridad que lo invadía todo, que jugaba conmigo y yo con ella y entre las dos creábamos esas formas abstractas, que resultaban formar parte de un trocito de la gran composición que formaban los objetos. Esto me recuerda a cuando eras pequeña que jugabas a ver en las nubes formas que solamente existían en tu imaginación y que el que te acompañaba en tu juego se diera cuenta de lo que intentabas ver y explicárselo. Ahora cuando ves que la otra persona ve lo mismo que tú, te sientes bien, ya podéis soñar con lo mismo, es una sensación grata. Pues bien esa sensación dentro de tanto dolor, es lo que me proporcionaba todo ese conjunto de cosas......
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